A falta de un local y sin permiso para instalarse en vía pública, los cambalacheros de la Plazuela Nutibara de Medellín se las arreglan para vender y hacer trueques con la mercancía que pueden cargar en sus brazos.
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Como don Ricaurte, él es uno de esos cambalacheros tradicionales que se ubican en los bajos de la estación Parque Berrío del Metro en la Plazuela Nutibara.
A sus 76 años lleva más de 60 sacándole provecho al trueque de mercancías, como lo llaman ellos: el cambalache.
A pesar de trabajar en la calle durante tantos años, cambalacheros como don Ricaurte nunca se establecieron en un punto y la mercancía que venden día a día es la que pueden cargar, valiéndose de sus brazos, hombros y espalda.
Así trabaja don José, otro cambalachero de 72 años con más de 40 en este oficio.
Con el pasar de los años se ha vuelto cada vez más duro realizar buenos trueques.
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Como ellos, son muchos los cambalacheros, que a diario recorren la ciudad, sin embargo, y aunque cada paso les ha dado el sustento, buscando trueques en cada calle, lo que más quisieran cambiar son sus largas jornadas y extensas caminatas, por un lugar donde establecerse, donde seguir avanzando.