Era insostenible. El país entero, que lleva décadas luchando contra cualquier manifestación de violencia y especialmente contra las mujeres, le hizo sentir a “Bolillo” Gómez que no lo quería más al frente de la Selección Colombia después de que agredió a una dama el sábado en un establecimiento público de Bogotá, y por eso el orientador no tuvo otro camino que el de la renuncia.
Directivos del Comité Ejecutivo de la misma Federación Colombiana de Fútbol que nunca lo quisieron, patrocinadores, medios de comunicación y las voces del pueblo consultadas a través de las redes sociales, expresaron su indignación con el seleccionador hasta obligar su decisión.
“Una persona con este tipo de comportamientos no puede ser Director Técnico de la Selección Colombia”, dijo Fernando Jaramillo, presidente de Asuntos Corporativos de Bavaria, empresa patrocinadora de la Selección.
“Por supuesto que un patrocinador como Bavaria no quiere al “Bolillo” como técnico de la Selección. No solo por lo que implica para nuestra reputación sino por lo que implica para el país”, aseguró Jaramillo.
Sin duda, la presión por este hecho fue desde todos los sectores, pero, así la Federación no le acepte, la posición de la empresa Bavaria fue determinante después de que el señor Jaramillo señalara que “a estas personas como Hernán Darío Gómez no las queremos como ejemplo para nuestra juventud”.
El lamentable episodio, ocurrido en el bar ‘El Bembé’, en la capital del país, fue narrado por un testigo quien al final fue el único “favorecido” porque, según relató, recibió 170.000 de propina.
De acuerdo a esa versión, “Bolillo” salió del lugar con su acompañante a eso de la 1:00 de la mañana y afuera empezó una discusión. “Bolillo” le dio varios golpes a la mujer, como pegándole a un hombre, y entonces en defensa de ella acudieron un hombre y varias mujeres que estaban en ese establecimiento.
El hombre que cuida los carros en ‘El Bembé’ intervino, calmó los ánimos y acompañó a “Bolillo” y a la mujer golpeada hasta que tomaron un taxi. El hombre recibió una propina de 100 mil pesos, pero el técnico y su acompañante regresaron por un bolso que ella había dejado. Él le dio otros 50 mil pesos y ella 20 mil.
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