De acuerdo al informe policial, los centros comerciales y calles de la ciudad estuvieron abarrotados de niños y adultos disfrazados; sin embargo, el buen comportamiento y el autocuidado fueron claves para que no se reportaran hechos que lamentar.
La policía asegura que solo debió resolver casos aislados de menores perdidos en los centros comerciales y que gracias a la oportuna reacción, fueron encontrados y devueltos a sus padres.
El lunar lo volvieron a poner los adultos, que protagonizaron más de 200 riñas callejeras.