Si de salvar vidas se trata Deimer y Fernando lo saben hacer con toda la experticia y cargados de amor, estos hombres en compañía de dos compañeros más, son los responsables por estos días de mantener con vida las 1.200 especies que se encuentran en el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín.
Sobre estos jardineros recae la responsabilidad de cuidar el pulmón verde de la ciudad donde se encuentran valiosas colecciones como: el bosque tropical, el jardín de las imponentes palmas y el reconocido orquideorama, entre otras zonas que en conjunto conforman el hábitat de diferentes especies de fauna.
Las abundantes lluvias o las fuertes oleadas de sol hacen que cada una de estas galerías del jardín requiera de la destreza de unas manos sensibles y delicadas para coger un mango de cierra, unas tijeras, un machete corto o un buen abono y saber dónde se tiene que desbastar, cortar, podar o abonar cada plántula que habita este museo de vida.
Con la esperanza de ver nuevamente el Jardín Botánico con visitantes y anhelando que las familias puedan disfrutar de un picnic o simplemente ir a leer un libro, desde la dirección ejecutiva de la entidad se está realizando todo el esfuerzo para cuando la crisis pase.
Por el momento Deimer y Fernando seguirán entregando su conocimiento, su tiempo y su cariño a las 13.2 hectáreas de este monumento a la biodiversidad Antioqueña, El jardín Botánico de Medellín.