El parque principal de Villa Hermosa ha cambiado, pero su gente no… A este espacio, con cerca de 80 años, siguen llegando los mismos que crecieron en la comuna y recuerdan cómo comenzó.
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Y es que Villa Hermosa debe su nombre a un regalo: la finca Villa Hermosa, parte de la cual donó el comerciante don Carlos Vásquez Latorre para levantar el parque y la parroquia.
“Yo recuerdo que tenía como 7 años y ahí se reunieron todos con mi papá y todo, mi papá era muy amigo de ese señor, entonces la gente le decía véndanos un lote aquí, no ese lote se los voy a regalar para que hagan un parque y creen un barrio bien bonito como los de Francia”, recuerda Luis Gonzalo Vanegas, habitante de Villa Hermosa.
“Las personas empiezan a encontrarse en ese sitio y espontáneamente se va consolidando el parque como lugar de encuentro y a finales de los 40 cuando se empieza el proceso propio de la construcción del templo, pues va a convertirse en epicentro”, dice Edwin Montes Marín, educador.
Los mismos que recogían piedras de la quebrada para construir los cimientos de la iglesia hoy juegan póker en el parque.
“Aquí se goza de un muy buen ambiente, de una comunidad que todavía se encuentra en torno a su parque, en torno a su iglesia y donde hay unos rituales que incluso son muy de los pueblos de Antioquia, si tú vienes acá por las tardes, vienes acá un fin de semana te vas a sentir como si estuvieras en un pueblo de Antioquia”, asegura Montes.
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En el parque principal de la comuna 8 se escucha salsa, se pasea en familia, y las protagonistas son las palomas, que desde siempre han tenido allí su hogar y siguen adornando el corazón de Villa Hermosa.
