Reza el dicho que después de la tormenta llega la calma y el Desfile de Silleteros fue la alegoría de la alegría, el color y la tradición. Aunque el inicio estuvo marcado por el agua, ninguno de los asistentes al desfile se movió de su lugar, sombrillas, abrigos y carpas ayudaron a aguardar la espera.
El fuerte aguacero se disipó y con él salió el sol para avivar la alegría de los Medellín y turistas al paso de los silleteros.
En medio del color y la fiesta de las comparsas, estos 530 hombres y mujeres del corregimiento de Santa Elena le regalaron a Medellín después de una fría tarde un cálido abrazo lleno de color en cada una de sus obras de arte, las silletas.
El recorrido avanzó y el clima se compadeció. La emoción de los asistentes era más que evidente, sonrisas, saludos y palabras de reconocimiento para cada uno de estos guardianes de la manifestación cultural silletera, patrimonio inmaterial del país.
Así quedó escrita en la historia la versión 67 del desfile de silleteros, un evento que conmueve a propios y a turistas, una feria de todos.
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