En este espacio, que no se retocaba desde hace 20 años se respira la nostalgia y la curiosidad que despierta saber cómo eran las cedulas reales, cómo se hacían actas, trazaban mapas, o cómo se pactaban negocios, pero sobre todo, conocer los ancestros y saber si la genealogía de una familia, por algún lado, inicia en el viejo continente.