Las afecciones pulmonares del papa Francisco no son nuevas, pues desde sus 21 años sufrió inconvenientes que, incluso, lo llevaron a varias cirugías.
A sus 21 años, el papa Francisco ya sufría afecciones pulmonares. En ese entonces, cuando era seminarista en Argentina, tuvo que ser sometido a una primera intervención quirúrgica en la que le sacaron un litro y medio de agua, y le extirparon tres quistes en este órgano.
A sus 43 años, en 1980, estuvo a punto de morir también en su país natal, cuando era provincial de los jesuitas, pues padeció una gangrena en la vesícula y tuvieron que operarlo de urgencia.
En 2021 entró nuevamente al quirófano por una diverticulitis. En esa ocasión, le extirparon tres centímetros de colon y, dos años después, producto de las cicatrices que le dejó esa intervención, volvió a cirugía para una operación laparoscópica.
En 2022, a sus 85 años, al sumo pontífice lo aquejaron problemas en las rodillas, por lo que canceló numerosos compromisos ante las dificultades para caminar y empezó a movilizarse en silla de ruedas.
En 2023, los problemas respiratorios, que sufrió desde su juventud, lo llevaron al hospital durante tres días y las afecciones persistieron en el invierno de 2024 y en 2025, situación que desencadenó en una hospitalización de una semana por bronquitis, pulmonía, neumonía bilateral y una crisis respiratoria prologada, similar al asma.
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