Estaba un poco nerviosa, pero se sentía bella, halagada y muy cómoda luciendo el vestido fucsia, de encaje y bordes que durante años soñó tener.
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Parece que se hubiera detenido el tiempo, porque a sus 91 años cautiva con su sonrisa de maría del Carmen Rojas, esa misma que combina con el brillo de sus ojos y que llevó a la alfombra roja, donde la esperaba una celebración que hace 8 décadas estaba en deuda.
Y como el sueño de toda quinceañera Carmen caminó por la calle de honor dejando a su paso la elegancia y belleza de una mujer que cumplió su sueño de ser recibida por un edecán.
Vive en el barrio la inmaculada de la estrella, allí llegó a ocupar un pequeño terreno que su papá le heredó, tiene 5 hijos y dice que perdió la cuenta de cuantos nietos y bisnietos.
Y llegó su turno, de bailar el vals junto a otras y cumplir un sueño que para ella será eterno.