Dicen que no hay dolor más grande para una madre que el de un hijo que sufre y lo ocurrido con esta estudiante, tuvo repercusiones para esta mujer que durante 15 años se ha dedicado en cuerpo y alma a proteger a su más grande tesoro.
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Para muchos padres y estudiantes, llegar a la etapa final del colegio, supone una de los logros más felices en la vida de los jóvenes, pero no fue el caso de esta familia.
Enterarse que su hija era rechazada simplemente por ser de otra ciudad, generó una gran tristeza para esta madre que veía como cada vez más su hija era aislada por sus compañeros de clase.
Esa niña, que enfrentó la dura realidad del bullying con toda la madurez posible, asumió con altura un fenómeno que tristemente ha cobrado vidas en los peores casos y que deja secuelas psicológicas difíciles de superar.
El matoneo dejó su marca en esta familia, hoy, de alguna manera, está dividida. La joven volvió a su ciudad de origen con algunos familiares para alejarse del daño de sus compañeros de clase mientras que sus padres continúan en Medellín por cuestiones de trabajo. A pesar de la distancia, los une el amor y quieren sentar un precedente sobre el impacto negativo del rechazo y el bullying para que casos como este y otros con desenlaces más tristes, no sigan ocurriendo.