En el municipio de Bello, cuatro aves silvestres encontraron una nueva esperanza tras un operativo de rescate que las llevó de regreso a un camino de rehabilitación y libertad. Estas aves, una guacamaya “azul y amarilla”, una guacamayeja y dos loros “frentiamarillos”, habían sido mantenidas en cautiverio, lejos de su hábitat natural.
Hoy, gracias al esfuerzo conjunto de varias entidades, tienen la oportunidad de redescubrir el cielo abierto y aportar nuevamente a los ecosistemas que tanto necesitan su presencia.
El operativo fue posible gracias a la colaboración entre el grupo GELMA de la Fiscalía General de la Nación, la Policía Ambiental (MEVAL GUBIM), la Alcaldía de Bello y el Área Metropolitana del Valle de Aburrá. Las aves fueron trasladadas al Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación de Fauna Silvestre (CAVR), donde comenzaron un proceso de atención integral.
Los especialistas del CAVR encontraron en estas aves signos claros del impacto negativo del cautiverio: deterioro en sus plumas, líneas de estrés y sobrecrecimiento en las uñas. En particular, la guacamaya azul y amarilla mostró una capacidad de vuelo limitada.
Además, en la vivienda donde fueron encontradas se hallaron plumas utilizadas como decoración en arreglos florales, un recordatorio de cómo la fauna silvestre puede ser objeto de usos que vulneran su dignidad y bienestar.
El tráfico y el cautiverio de fauna silvestre son problemas que amenazan no solo a estas especies, también a los ecosistemas que dependen de ellas.
“La fauna silvestre no es fauna doméstica, debe permanecer en libertad por el bien mismo del animal para evitar problemas en su salud y que permanezcan libres, aportando sus servicios a nuestros ecosistemas”, explicó Álvaro Andrés Zapata, líder de Vigilancia Ambiental del Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Más allá de este caso puntual, la historia de estas cuatro aves es un recordatorio de la importancia de proteger la vida silvestre. El Área Metropolitana del Valle de Aburrá ha reiterado su compromiso con el cumplimiento de las leyes que regulan la tenencia y cuidado responsable de animales exóticos y silvestres.
En Colombia, la extracción, movilización y comercialización de flora y fauna silvestre no solo pone en peligro a las especies, también conlleva sanciones penales que pueden incluir hasta once años de prisión y multas de 100.000 salarios mínimos legales mensuales.
Hoy, mientras estas aves inician su camino de recuperación, sus plumas dañadas y su salud comprometida se convierten en un símbolo de las heridas que son causadas cuando no se respeta la naturaleza. Pero también son un símbolo de esperanza, que con esfuerzos conjuntos y un compromiso renovado con la protección ambiental, se logre devolver su derecho a volar.
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