El sentir de Buenos Aires es el mismo de Medellín, un aire a milonga y un latido de arrabal. Al igual que el sentimiento de un viejo bandoneón centenario es el mismo del pequeño Ángel Otero, más conocido como el ángel del bandoneón.
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Con solo 12 años, Ángel ha recorrido más camino del que muchos recorren en toda una vida. Nació en Buenos Aires, pero en su pecho también late el corazón paisa, su madre es de Medellín, ciudad que ha marcado su historia y que habita en sus sueños.
Desde pequeño, el bandoneón lo eligió a él, y desde entonces no ha hecho más que enamorarse del tango. Eso sí, su instrumento es de grandes y él con orgullo es su prodigioso ejecutor.
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Hoy es parte de la reconocida Orquesta Aeropuertos Argentina, y su talento ha deslumbrado en escenarios donde su juventud contrasta con una maestría que parece de otra época. Pero si hay un sueño que aún lo emociona, es presentarse en el Festival Internacional de Tango de Medellín, ciudad que lo vio crecer a la distancia y que, como él, respira con el “asma de un viejo bandoneón”.
