Son innumerables los daños, algunos irreversibles, que causa la pólvora en el medio ambiente. Por esta razón, Corantioquia le hace un llamado a los habitantes de su jurisdicción para que eviten el uso de la pólvora durante las celebraciones de Navidad y Año Nuevo.
“Es un llamado a la hermandad, para que no usemos pólvora sino que cuidemos nuestros ecosistemas y para que nuestra misión ambiental siga siendo reconocida y valorada en todo el país”, manifestó la directora general de Corantioquia, Liliana María Taborda González.
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Estrés agudo, desorientación, huida descontrolada, traumas, abandono de nidos y, en muchos casos, muerte por colisiones o fallos fisiológicos en distintas y variadas especies animales son algunas de las consecuencias que genera la detonación de pólvora a la fauna silvestre.
Las aves son el grupo más vulnerable. En jurisdicción de Corantioquia, guacamayas, loros, pericos, lechuzas, búhos, mirlas, torcazas y garzas sufren estrés agudo por el ruido de los explosivos, especialmente durante las noches, cuando muchas se encuentran en proceso reproductivo.
Explicó Corantioquia que las consecuencias perjudiciales incluyen vuelos de pánico que resultan en choques fatales contra ventanas, edificaciones y cables, abandono de nidos con pérdida total de huevos y polluelos, estrés fisiológico severo que puede causar la muerte, desorientación y desplazamiento forzado de su territorio natural.
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Entre tanto, los mamíferos silvestres, como murciélagos, zarigüeyas, ardillas y pequeños carnívoros también resultan gravemente afectados. La pólvora provoca huidas descontroladas hacia zonas de riesgo, generando atropellamientos, separación de crías, abandono de refugios y alteraciones en los ciclos de alimentación y reproducción.
También los reptiles y anfibios sufren impactos negativos por las vibraciones y la luz, que los obligan a salir intempestivamente de sus refugios quedando expuestos a depredadores o a atropellamientos, sufriendo además cambios en patrones reproductivos.
Otros riesgos
Asimismo, aseguró Corantioquia que el uso indiscriminado de pólvora representa una amenaza grave y recurrente que ya ha sido estudiada. Está probado que afecta procesos biológicos esenciales como la reproducción, alimentación, refugio y desplazamiento. Las mechas, los globos y otros residuos incandescentes han generado incendios forestales y en la infraestructura de la ciudad, han generado riesgo para los bosques, las empresas y los hogares. Todos estos impactos afectan el equilibrio ecológico y la conservación de las especies nativas, conllevando consecuencias negativas para el patrimonio natural de nuestra región.
La detonación de pólvora libera sustancias químicas contaminantes como metales pesados, azufre y partículas finas, que deterioran la calidad del aire. Además, estos residuos químicos también contaminan fuentes hídricas, quebradas y suelos, afectando ecosistemas vitales para la región y poniendo en riesgo la salud pública.
Además, las explosiones de pólvora generan molestias a las comunidades por los altos niveles de ruido e, incluso, alteran la salud física y mental de algunas personas.
Celebrar y cuidar la vida
La época navideña puede celebrarse con alternativas decorativas y actividades festivas que son respetuosas con el medio ambiente: alumbrados LED, drones con luces, novenas tradicionales, música decembrina a volumen moderado, proyecciones lumínicas, reuniones familiares y actividades culturales no generan contaminación auditiva, aérea ni hídrica. Además, no afectan a los animales y contribuyen al disfrute ciudadano.