La decisión de la descertificación con excepciones por parte del Gobierno de Estados Unidos tendría un impacto directo en las relaciones diplomáticas de ambos países.
Según la Organización de las Naciones Unidas, Colombia es el mayor productor de cocaína con el 66%, que se suma a la negación del gobierno Petro de extraditar a narcotraficantes.
“Afecta directamente a las regiones más golpeadas por la violencia y el narcotráfico, que dependen de esos recursos. Una certificación, recibida tarde, con titubeos, debilita la credibilidad de nuestro país en nuestro escenario global”, afirmó Wilson Ruiz, exministro de Justicia de Colombia.
La última descertificación de Colombia fue entre 1996 y 1997, durante el gobierno de Ernesto Samper.
“Difícilmente, el Gobierno hoy puede explicar cómo 350 mil hectáreas de hoja de coca sembradas en el país han sido erradicadas de manera manual; es casi imposible, además porque en tres departamentos se ha logrado, por efectos del asocio y la tecnificación que han tenido entre los grupos de narcotraficantes en el país, producir tres veces más por hectárea”, explicó Olmer Muñoz, analista internacional.
Los alcaldes de Medellín y Cali visitaron Estados Unidos la semana pasada pidiendo que no se diera una descertificación, lo mismo que el director de la Policía, quien viajó en representación del Gobierno nacional.