Hace 340 años, nació un territorio con nombre de cielo y espíritu de libertad: La Estrella. Esta bella esquina del sur del Valle de Aburrá, tiene su origen en el deseo profundo de los pueblos indígenas por habitar una tierra libre, donde el maíz creciera sin pedir permiso y el horizonte no tuviera fronteras cerca del cielo.
Fue su valentía la que desafió al gobernador de entonces, Edwin Francisco Carrillo de Albornoz, exigiendo un pedazo de tierra que no les fuera negado por la corona ni por el olvido.
Ese gesto ancestral no solo dio inicio a un municipio, sino que sembró un legado de resistencia, dignidad y sueños que hoy, más de dos siglos después, siguen vivos.
Hoy, el cielo sideral brilla un poco más fuerte, porque La Estrella celebra su historia y sigue iluminando el camino.