183 alumnos de la Escuela de Inclusión de Medellín recibieron los certificados en competencias laborales y tuvieron su primer contacto con agencias de empleo.
A una joven trans la vida le cambió hace 15 meses cuando decidió abandonar las calles para iniciar un proceso de resocialización y de educación que hoy le entregó su diploma en competencias laborales blandas, es decir, para aprender a relacionarse con otras personas y ejercer talentos y habilidades.
Como ella, otras 182 personas se graduaron en competencias para la vida o destrezas laborales y quienes durante 40 horas recibieron instrucciones de respeto por los otros, aprendieron a elaborar una hoja de vida y descubrieron sus fortalezas laborales.
En cuatro años, la Escuela de Inclusión de Medellín ha graduado más de 1.200 personas entre exhabitantes de calle, mujeres en contexto o ejercicio de prostitución y personas en situación de discapacidad.