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El lamentable hecho se registró en una playa remota de Nueva Zelanda, cerca de 145 ballenas piloto perdieron la vida tras un varamiento masivo. La mitad de los animales fueron hallados sin vida y la otra mitad, fueron sacrificados debido a la dificultad que representaba devolverlas al agua.
"Tristemente, la posibilidad de reflotarlas con éxito eran extremadamente bajas. La lejanía del lugar, la falta de personal y el deterioro de la condición de las ballenas implicaba que lo más humano que se podía hacer por ellas era sacrificarlas", manifestaron organismos de socorro del lugar.
Los animales fueron hallados por un turista, quien dio aviso a las autoridades, quienes aseguran que al menos 85 episodios similares se registran en este país al año.
