Esta no es una historia cualquiera, es el relato de un hombre que después de 27 años de consumo se soltó de las drogas. Un vivir en la agonía de estarse muriendo en vida.
“Desgraciadamente, la droga me arrebató los sueños, de poder jugar fútbol, de ser un niño de bien”, cuenta Luis Alberto Gómez.
Empezó a consumir a sus 12 años y así pasaron 27, llegando a un grado de degradación que lo hizo decir ya no más.
“Cuando esculqué una caneca y sacó las manos llenas de popó, de materia fecal de otro ser humano y ahí ese fue el momento en el que yo dije, en esto me convertí y esto lo tengo que parar”, relata el hombre.
A sus 40 años y con la ayuda de un amigo, logró validar el bachillerato y empezar sus estudios profesionales como terapeuta en adicciones. Una utopía en el comienzo.
“Me estaban gozando por mi estado, por mi condición, porque estaba viejo”, asegura.
Hoy, a sus 57 años, Luis Alberto vive tranquilo, en armonía con sus seres queridos y lo más importante para él, ayudando a otros adictos a salir de ese mundo de perdición.
“Sigo estudiando, me sigo preparando, hoy trabajo con adictos hace 20 años”, dice.
La historia de Luis Alberto Gómez pudo haber terminado en las calles, pero él decidió que fuera diferente.
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