Para los hinchas poderosos, el domingo era la fiesta más esperada de todo el año. Con bombos, banderas, camisetas y mucha ilusión, la ciudad se vistió del azul y rojo de Independiente Medellín.
Vea también: Independiente Medellín suma cuatro finales perdidas en los últimos 9 años
La avenida Centenario era un carnaval, con las cábalas incluidas. La fiesta también se trasladó hasta los barrios.
Inició el partido y el anhelado momento llegó: Fydriszewski anotó y la ciudad en unísono gritó gol. Minutos después apareció el empate, pero la fe seguía intacta.
Y al final, con Rodallega sentenciando el marcador. El ruido eufórico del hincha se convirtió en tristeza y silencio.
Y a pesar de todo, el hincha poderoso nunca deja de creer. La ilusión es que el fútbol les dé pronto una revancha y levantar la esquiva séptima estrella.