Pico y placa Medellín

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Excombatientes pasaron de empuñar armas a amasar pan

Comunidad, Fuerza Pública y excombatientes se reúnen en las tardes, una vez por semana, para juntos aprender y preparar exquisitas recetas de panadería.

“La verdad yo nunca me vi en esta situación, en la que nosotros estuviéramos aprendiendo estas cosas y además saber, que de pronto nos vamos a graduar y que de estos proyectos vamos a sostener a nuestras familias, uno lo ve como una línea para trazar el futuro”, dice Edwin Sánchez excombatiente y uno de los 30 participantes del curso de panadería que viene dictando el Sena en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de la vereda Llano Grande en Dabeiba, Antioquia.

Carmen Tulia Tuberquia, habitante de la vereda y quien ha vivido en carne propia los estragos de la guerra, también reconoce que nunca imaginó estar amasando al lado de quienes dejaron las armas y haciendo croissant, hojaldres y hasta tortas decoradas.“Lo que más me gustó de acá fue la actitud de un joven que decía: aportemos algo para comprar los ingredientes, y yo analizo esa parte, porque soy una persona que me gusta compartir y colaborar, y de verdad la reacción de él me llamo la atención, porque no pensó solo en él sino en todo el grupo para ver cómo salir adelante. Cuando el profe no está, ellos han estado practicando y se ve que se ha avanzado”.

Esta vez, sus rostros deben ocultarse y no precisamente por temor a ser identificados, sino para cumplir con las buenas prácticas de higiene y de sanidad que exige la cocina, aún más cuando sus preparaciones se convierten en productos que llegarán hasta las comunidades.

“El profesor nos explica lo que vamos hacer y nos va guiando con las medidas y los gramajes de los ingredientes, para que cada uno lo haga, porque somos varios que estamos interesados en continuar lo que estamos aprendiendo, para venderlos acá, en la panadería, arriba en la comunidad o de pronto conseguir otros lugares donde venderlos”, dice Edwin añorando una oportunidad, porque ve a través de la panadería una nueva alternativa para su vida, “me alegra porque con esto tenemos una vida diferente a la que estábamos enseñados”.

Han cumplido mas de un mes en este taller, tiempo suficiente para compartir experiencias con sus compañeros y como asegura este excombatiente, fue a través de ese compartir que encontró respuestas y confirmó la necesidad de trabajar con otros en busca de un mismo objetivo.

“Nosotros pensábamos que la Fuerza Pública era un enemigo y tenerlos ahora aquí en el curso es como amasar el pan, porque hacemos mezclas para hacer un producto, así más o menos somos nosotros, he aprendido que somos casi iguales y nos necesitamos los unos a los otros. Ellos vienen, trabajamos y hablamos de cosas que pasaron y ahora pensamos que fue una guerra sin sentido, porque no supimos mezclarnos y digamos que, por eso antes el pan se nos dañaba y ahora unidos hacemos un buen pan”.

Carmen no oculta la felicidad que siente cada viernes, al saber que dedicará toda su tarde a seguir adquiriendo conocimientos de ese mundo que solía ser ajeno, pero que hoy la motivan y la llenan de alegría. “A uno se le pasan las horas, porque cuando uno le pone empeño a algo que quiere aprender a uno se le va el tiempo, además porque uno comparte con ellos y el profe explica las cosas y uno le entiende”.