Al patrullero Alexander Mercado no solo lo mueve el amor por su patria y por la seguridad de los ciudadanos. Las obras sociales que puedan transformar vidas, se han convertido en su principal vocación dentro de la Policía.
Dice que su corazón noble y caritativo se formó en casa y, por ello, se le infla el pecho de emoción cuando su madre, es testigo de las obras con las que este uniformado saca sonrisas y lágrimas de niños y ancianos.
Pero él no es el único, pues según la capitán Deisy Aponte, en la Policía Nacional hay muchos que vibran con la misma vocación.
Gracias al patrullero Alexander, en Medellín muchos niños discapacitados pueden tener una silla de ruedas, algunos ancianos tienen alimento y caminadores. Para él y todos los corazones camuflados y altruistas, gracias.