Ana María tiene 18 años, la vida le cambió hace dos cuando le diagnosticaron insuficiencia en sus 2 riñones y tuvo que dejar a un lado su vida de adolescente, el baile que es su gran pasión y dedicarse a diálisis todos los días, exámenes y largas hospitalizaciones.
Tras dos años de luchar contra esta enfermedad, Ana María recibió el pasado domingo la noticia que más la entristeció: uno de los médicos que la trata le notificó que no podrá bailar más hasta que aparezca un donante.
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En el último año han sido muchas las puertas que han tocado, destacan la atención de la EPS a la que pertenecen, pero insisten que no le dan respuesta de su posible trasplante que le devuelva la vida y la pasión de bailar.
Su padre, compañero de vida, ofreció sus riñones, pero por su edad y otras incompatibilidades, no pudo.
Ana María recibe cada día aliento de su padre y compañeros de baile, por eso, no pierde la fe de encontrar un donante que le permita recuperar su vida y el sueño de bailar.